Poeta mística, católica conversa, figura pública, organizadora de un movimiento de escritoras, casi candidata al Premio Nobel de Letras, Raquel Adler no pasó desapercibida en el campo literario argentino de la primera mitad del siglo XX aunque hoy su nombre no nos resuene, perdido en listados de poetisas que ensayaron una voz femenina en revistas y libros de escaso tiraje. De su vida personal poco se sabe: habría nacido en un barco que llevaba a sus padres a Alemania o Rumania como parte de un viaje familiar en una fecha también incierta: 1901, 1904 o 1910, según diferentes fuentes. En la Antología de la poesía femenina argentina, organizada por José Carlos Maubé y Adolfo Capdevielle (h.) en 1930, se informaba que pasó su infancia en la provincia de Buenos Aires, que residía en la Capital Federal en ese momento, que daba clases en la Escuela Normal de La Plata y en el profesorado en Lenguas Vivas. Más tarde se mudaría a Bernal, donde falleció en 1974. No se casó, no tuvo hijos. Pero dejó tras sí una gran cantidad de material escrito que su sobrina donó al Colegio Francés, a la Biblioteca Popular J. M. Estrada y al Museo Histórico Regional Alte. Guillermo Brown.
Desde el comienzo, el misticismo impregnó su escritura poética que comienza a publicar a partir de la década del veinte. En 1922 publica su primer libro Revelación, al año siguiente Místicas, Cánticos de Raquel en 1925, La divina tortura en 1927, De Israel a Cristo en 1933 -en este libro documenta su llamado espiritual y posterior conversión al catolicismo que se expresa en el agregado de “María” a su nombre propio–, Buenos Aires, ciudad y poesía de 1936, Sonetos de Dios de 1937 y El Libro de los siete sellos (Visión apocalíptica) en 1940, entre otros. También escribe obras de teatro, como el autosacramental Pan bajado del cielo de 1934 e Imelda Lambertini: Virgen dominicana, milagro de amor divino (1939), y un libro de ensayos literarios titulado De la tierra al cielo de 1936. Su firma, además, recorre diferentes diarios y revistas (Fray Mocho, La Nación, Caras y caretas, El hogar, Criterio, La Novela Semanal, etc.), y en la revista La Literatura Argentina logra tener un cierto protagonismo que le permitió dirigir un movimiento “femenino” o “de la mujer que escribe” que visibilizó un gran número de escritoras a nivel federal al mismo tiempo que habilitó debates en relación con las autorías y la desigualdad de las premiaciones. Dictó algunas conferencias en el país y en el exterior e integró la comisión directiva de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) y la Asociación de Escritoras y Publicistas Católicas (ASESCA). Las grandes preocupaciones que Adler explora en sus escritos poéticos y en prosa son, sin duda, las de índole religiosa y femenina que se retroalimentan de diversos modos. Por un lado, sus poemas transitan los tópicos clásicos de la literatura mística –la salida del yo, la exaltación frente a lo inconmensurable, el amor y goce por lo divino–; pero lo hace desde la construcción de un yo poético autodefinido “mujer” que no solo apela a Dios sino también a otras mujeres con las cuales formar comunidad: por ejemplo, si en Místicas hace un llamado explícito a sus “hermanas”, en De Israel a Cristo traza genealogías femeninas de mujeres bíblicas y santas que conecta con su propio presente. Por otro lado, en sus artículos de crítica y opinión la opción por una poesía femenina que exalte lo espiritual y afectivo le permite afirmar que las mujeres están llamadas a suplantar a los hombres en el arte de la palabra poética. Un argumento que no solo enfatizaba el estereotipo de una feminidad delicada, ingenua y cercana a lo natural transmitida sin mediaciones en sus versos, sino que también tomaba el número creciente de poetas mujeres que se animaban a publicar. Por eso, uno de los gestos más audaces de Adler fue proponer la creación de un “sindicato” de poetisas que llevara a cabo la asociación, la organización y el derecho a nombrarse como escritoras en igualdad de condiciones que los poetas varones de la Argentina moderna.
Laura Cabezas
Bibliografía
S/N. “Biografía de una poeta bernalense”, Perspectiva Sur, 24/09/2017, en línea.
Alonso Piñeiro, Armando. La poetisa mística de América: María Raquel Adler. Buenos Aires, Editorial Prestigio, 1957.
Arenas Luque, Fermín V. Dos poetisas místicas de América. Sor Juana Inés de la Cruz y María Raquel Adler. Buenos Aires, Talleres Gráficos “Pedro Goyena”, 1950.
Cabezas, Laura. “Raquel Adler: misticismo, poesía y amor”, Contexto, n. 33, 2018, pp. 97-111.
___. “Relecturas e intervenciones femeninas/feministas en la revista La Literatura Argentina”, Feminismo/s, n. 38, julio 2021, pp. 281-306.
Constanzo, Carlos Marcelo. María Raquel Adler: una lágrima de Dios hecha poesía. Buenos Aires: Atlas, 1975.
Joubin Colombres, Eduardo. María Raquel Adler y su poesía. Buenos Aires. Ed. del Ultravitalismo, 1958.
Maubé, José Carlos; Capdevielle, Adolfo (Org.). Antología de la poesía femenina argentina. Buenos Aires: Ferrari Hnos, 1930.
Merino, Eloy. “La conversión religiosa y su performance en verso: los ejemplos de los poetas argentinos Jacobo Fijman y María Raquel Adler”. Ciberletras 23, 2010.
Puppo, María Lucía, “La visualidad del relato apocalíptico en El Libro de los Siete Sellos (1940) de María Raquel Adler”, Actas del VIII Encuentro Nacional de Docentes Universitarios Católicos ENDUC VIII, Buenos Aires, Universidad Católica Argentina, 2015.
____. “Para una República Femenina de las Letras: las notas e intervenciones de (M) Raquel Adler en La Literatura Argentina (Buenos Aires, 1931-1936)”, Estudios de Teoría Literaria. Revista digital: artes, letras y humanidades, noviembre de 2024, vol. 13, n° 32, pp. 58-73.
